Desde hace algunos años, existe cierto impulso entre los senderistas a ir ultraligero.
Incluso los senderistas que no usan equipo ultraligero, sienten o creen que deberían aspirar a serlo algún día.
O al menos, parecerse un poco.
Ser senderista ultraligero va de reducir el peso y el volumen de tu mochila todo lo que se pueda.
Ir al mínimo (y a veces incluso por debajo de eso) para alcanzar el santo Grial UL.
Obviamente hay una buena razón detrás de esto.
Quitarle peso a tu mochila hace que caminar sea más fácil, cómodo y seguro.
Te permite avanzar más rápido y planificar etapas más largas.
Tus rodillas no sufren tanto y los músculos no necesitan trabajar a tope para subir esos interminables collados.
Todo son ventajas hasta cierto punto.
Miedo a lo desconocido
Probablemente la razón por la cual nuestras mochilas acaban siendo sacos de patatas es debido al miedo que le tenemos a la montaña.
Pasar la noche ahí fuera implica estar preparados para cualquier imprevisto.
No encontrar civilización en horas o quizás en días te obligar a llevar de todo.
Un error y puedes acabar en una situación muy desagradable.
Es ahí cuando comienzas a cargar con un sin fin de cosas “de por si acaso” para cubrir todo los escenarios posible.
Solo el tiempo y la experiencia te ayudarán a reducir ese miedo y a confiar en la funcionalidad de tu equipo.
Será entonces cuando aprenderás que cosas son imprescindibles y cuales innecesarias.
Que material funciona y cual no.
Mi experiencia
Yo he conseguido bajar bastante el peso de mi mochila en los últimos años.
Cambié la tienda de campaña, el saco de dormir y la esterilla por unos de ultraligeros.
Compré una mochila más pequeña y aprendí a dejar en casa algunas cosas que realmente no necesitaba.
He llegado a un punto en el que estoy satisfecho con lo que tengo, aunque estoy un poco lejos de un ser senderista ultraligero «purista».
Ir ultraligero no debería ser un objetivo en sí mismo.
Acabar la ruta satisfactoriamente, si lo es.
Esto va de encontrar tu propio equilibrio entre peso-volumen-funcionalidad-comodidad-seguridad.
Y no correr el riego de comprometer tu seguridad o salud por reducir unos cuantos gramos más.
Tómate lo con calma, lleva un tiempo descubrir qué funciona y qué no funciona.
Que cosas podemos prescindir y con cuales no podemos vivir.
Un ejemplo.
Mi pareja sufre del síndrome de Raynaud que causa un estrechamiento de los vasos sanguíneos con bajas temperaturas.
Esto le provoca dolores y molestias principalmente en los dedos de las manos y lo pies.
En situaciones de este tipo no puedes ir con los guantes más ligeros del mercado.
Hay un límite que deberás encontrar.
El concepto
Tan sólo considéralo por un momento.
El principal objetivo de ir a la montaña o recorrer largas distancias no es precisamente cargar con 20 kilos o más.
Es disfrutar de la ruta, del senderismo y conectar con la naturaleza.
Difícilmente lo harás con una mochila ultra pesada.
Hay quienes no toman esto en consideración y no llegan a la meta, o sencillamente desgastan al máximo su fuerza y su capacidad física en ello.
Pero por otra parte, encontramos ahora un nuevo oleaje de senderistas que se toman muy en serio este asunto.
Respetan su cuerpo, su tiempo y su energía, y en base a esto desarrollan una serie de tácticas e invierten en el mejor equipamiento para llegar más rápido y más lejos sin morir en el intento.
Llega más rápido y más lejos
Un equipo ultraligero te permite recorrer más kilómetros en menos tiempo sin necesidad de que tus condiciones físicas sean extraordinarias.
Aligerar la carga te quita literalmente un peso de encima y puedes enfocarte en la ruta.
La salud por encima de todo
Una de las grandes ventajas en este caso tiene que ver con la salud.
Evidentemente si te lanzas con un equipo ultra-pesado, tu espalda, tobillos y piernas pagarán las consecuencias a corto o largo plazo.
Incluso, corres un riesgo exponencialmente mayor de sufrir una lesión, una torcedura o una caída.
Ligero o ultraligero
Incluso en esto de lo ultraligero, podemos diferencias varios niveles basados en el peso.
Los ligeros son aquellos que cargan con una mochila de 10 kilos o menos, mientras que los ultraligeros llevan a sus espaldas alrededor de 5 kilos o menos.
Sin contar el aguar o la comida.
Cabe destacar, que ser ultraligero no es algo únicamente para los profesionales.
De hecho, es precisamente este sistema de pensamiento el que abre la posibilidad a cualquier persona recorrer largas distancia con éxito.
No se trata de tener una resistencia de acero, sino de ser inteligente, cuidar el cuerpo con los mejores medios y adaptarse mejor al entorno.
Es momento de pasar del nivel ultra-pesado hacia el ultraligero, y te animo a hacerlo.
Ser senderista ultraligero
¡Reducí el peso porque es horrible ser una mula de carga! Es horrible sentir molestias en las articulaciones, dolor de espaldas y pinchazos.
¡Reducí el peso porque es horrible ser una mula de carga!
Es horrible sentir como tu corazón va a tope y está latiendo fuerte y sientes como si fuera a explotar tu cabeza.
Es horrible sentir molestias en las articulaciones, dolor de espaldas y pinchazos en lo pies.
Salir a caminar no debe ser un sufrimiento sino un disfrute.
Simplemente dije “se acabó”, ¡ya es suficiente!
Por eso decidí reducir el peso de mi mochila.
Ser senderista ultraligero
Desde hace algunos años, existe cierto impulso entre los senderistas a ir ultraligero.
Incluso los senderistas que no usan equipo ultraligero, sienten o creen que deberían aspirar a serlo algún día.
O al menos, parecerse un poco.
Ser senderista ultraligero va de reducir el peso y el volumen de tu mochila todo lo que se pueda.
Ir al mínimo (y a veces incluso por debajo de eso) para alcanzar el santo Grial UL.
Obviamente hay una buena razón detrás de esto.
Quitarle peso a tu mochila hace que caminar sea más fácil, cómodo y seguro.
Te permite avanzar más rápido y planificar etapas más largas.
Tus rodillas no sufren tanto y los músculos no necesitan trabajar a tope para subir esos interminables collados.
Todo son ventajas hasta cierto punto.
Miedo a lo desconocido
Probablemente la razón por la cual nuestras mochilas acaban siendo sacos de patatas es debido al miedo que le tenemos a la montaña.
Pasar la noche ahí fuera implica estar preparados para cualquier imprevisto.
No encontrar civilización en horas o quizás en días te obligar a llevar de todo.
Un error y puedes acabar en una situación muy desagradable.
Es ahí cuando comienzas a cargar con un sin fin de cosas “de por si acaso” para cubrir todo los escenarios posible.
Solo el tiempo y la experiencia te ayudarán a reducir ese miedo y a confiar en la funcionalidad de tu equipo.
Será entonces cuando aprenderás que cosas son imprescindibles y cuales innecesarias.
Que material funciona y cual no.
Mi experiencia
Yo he conseguido bajar bastante el peso de mi mochila en los últimos años.
Cambié la tienda de campaña, el saco de dormir y la esterilla por unos de ultraligeros.
Compré una mochila más pequeña y aprendí a dejar en casa algunas cosas que realmente no necesitaba.
He llegado a un punto en el que estoy satisfecho con lo que tengo, aunque estoy un poco lejos de un ser senderista ultraligero «purista».
Ir ultraligero no debería ser un objetivo en sí mismo.
Acabar la ruta satisfactoriamente, si lo es.
Esto va de encontrar tu propio equilibrio entre peso-volumen-funcionalidad-comodidad-seguridad.
Y no correr el riego de comprometer tu seguridad o salud por reducir unos cuantos gramos más.
Tómate lo con calma, lleva un tiempo descubrir qué funciona y qué no funciona.
Que cosas podemos prescindir y con cuales no podemos vivir.
Un ejemplo.
Mi pareja sufre del síndrome de Raynaud que causa un estrechamiento de los vasos sanguíneos con bajas temperaturas.
Esto le provoca dolores y molestias principalmente en los dedos de las manos y lo pies.
En situaciones de este tipo no puedes ir con los guantes más ligeros del mercado.
Hay un límite que deberás encontrar.
El concepto
Tan sólo considéralo por un momento.
El principal objetivo de ir a la montaña o recorrer largas distancias no es precisamente cargar con 20 kilos o más.
Es disfrutar de la ruta, del senderismo y conectar con la naturaleza.
Difícilmente lo harás con una mochila ultra pesada.
Hay quienes no toman esto en consideración y no llegan a la meta, o sencillamente desgastan al máximo su fuerza y su capacidad física en ello.
Pero por otra parte, encontramos ahora un nuevo oleaje de senderistas que se toman muy en serio este asunto.
Respetan su cuerpo, su tiempo y su energía, y en base a esto desarrollan una serie de tácticas e invierten en el mejor equipamiento para llegar más rápido y más lejos sin morir en el intento.
Llega más rápido y más lejos
Un equipo ultraligero te permite recorrer más kilómetros en menos tiempo sin necesidad de que tus condiciones físicas sean extraordinarias.
Aligerar la carga te quita literalmente un peso de encima y puedes enfocarte en la ruta.
La salud por encima de todo
Una de las grandes ventajas en este caso tiene que ver con la salud.
Evidentemente si te lanzas con un equipo ultra-pesado, tu espalda, tobillos y piernas pagarán las consecuencias a corto o largo plazo.
Incluso, corres un riesgo exponencialmente mayor de sufrir una lesión, una torcedura o una caída.
Ligero o ultraligero
Incluso en esto de lo ultraligero, podemos diferencias varios niveles basados en el peso.
Los ligeros son aquellos que cargan con una mochila de 10 kilos o menos, mientras que los ultraligeros llevan a sus espaldas alrededor de 5 kilos o menos.
Sin contar el aguar o la comida.
Cabe destacar, que ser ultraligero no es algo únicamente para los profesionales.
De hecho, es precisamente este sistema de pensamiento el que abre la posibilidad a cualquier persona recorrer largas distancia con éxito.
No se trata de tener una resistencia de acero, sino de ser inteligente, cuidar el cuerpo con los mejores medios y adaptarse mejor al entorno.
Es momento de pasar del nivel ultra-pesado hacia el ultraligero, y te animo a hacerlo.
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