Rain Walker

No me gusta valorar materiales sin haberlos probado a fondo. Y que mejor banco de pruebas que recorrer en cinco semanas el camino del norte y el camino primitivo, desde Irun a Fisterra, entre febrero y marzo. Lluvia, xirimiri y nieve garantizados la mayor parte de los días, en los cuales el paraguas se ha portado mucho mejor de lo que esperaba.
Ha aguantado lluvia persistente durante horas de caminata y hasta con viento moderado. Con viento fuerte he preferido cerrarlo, por lo molesto que es pelearse con cualquier paraguas en estas condiciones.
En alguna ocasión, en la que un golpe de viento inesperado, ha retorcido el paraguas como si fuera trapo, lo he podido volver a su posición sin ningún desperfecto.
A pesar de lo delgado del sylnylon, no ha sufrido ningún rasguño y no ha dejado pasar ni una gota.
El diámetro de 94 cm, que en principio podría parecer escaso, es uno de los aciertos. Permite transitar por senderos, que con paraguas de mayor diámetro no sería posible. Y facilita que una vez cerrado quepa vertical dentro de una mochila media (40 L).
El hecho de que no sea plegable, una condición que podría considerarse negativa, es una ventaja. Los mecanismos de plegado aumentan el peso de los paraguas y son un punto débil, propenso a las averías.
Nunca he sido un usuario de paraguas en mis actividades montañeras, pero tengo que reconocer que en largas caminatas bajo la lluvia, te da un suplemento de comodidad. Te permite ir sin el agobio de la capucha y crea un espacio libre de lluvia en el que se puede usar el móvil, consultar un mapa, comer… y combinado con unas buenas prendas impermeables te ayuda a mantenerte seco durante toda la jornada. Además, impide que el agua penetre entre la espalda y la mochila y que se nos empapen los tirantes de la mochila (Al menos, a los que somos reacios a usar ponchos).
Ah! Y pesado en la balanza de mi cocina, es más ligero que el peso anunciado.
Resumiendo, la volvería a comprar.